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Bitácora de Martha Cecilia Ruiz

De cómo vamos adelante en el campeonato centroamericano de la desfachatez o sobre la máxima del cinismo que grita: “¡mujeres a sus casas! O después no digan…”

Martha C. Ruiz*
Esta semana nuevamente escuchamos que Nicaragua es el país más seguro de Centroamérica ¿o quizá el menos inseguro? Digamos pues, el que registra menor número de denuncias. No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que en el foro “Compromiso con Centroamérica”, realizado en Panamá con el financiamiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) nuevamente quedó claro que en nuestro país estamos menos peor que nuestros vecinos, porque no tenemos tantos descuartizamientos, tortura y secuestros como en Guatemala y El Salvador.

Si bien Nicaragua tiene sus particularidades en cuanto a la respuesta a la violencia juvenil y en organización comunitaria, está claro que en temas de criminalidad y violencia somos parte de esa Centroamérica parecida y muy unida. Unida en la inseguridad de su ciudadanía, en el ilusionismo de la democracia, en la violencia contra las mujeres  y en la fantasía de la postmodernidad a través de la telefonía celular y la Internet.  Aderezado estos días con la nueva oleada “patriótica” del río San Juan.

Pero para orgullo nacional, hay que aclarar que en asuntos de desfachatez Nicaragua va delantera: cuidado nos llevamos el premio del año con las declaraciones del fiscal Julio Montenegro, quien de pronto pasó a ser el defensor de  Farinton Reyes, condenado a ocho años de prisión por violación contra Fátima Hernández.

Este funcionarios pagado con nuestros impuestos, supuesto representante de las víctimas de este país declaró a los magistrados de la Sala Penal Dos del Tribunal de Apelaciones de Managua, que el acusado es inocente en tanto tenía “algún vínculo anterior” con la víctima.

Según los medios, durante la audiencia el fiscal recordó que en el juicio los testigos dijeron que el agresor y la víctima bebieron cerveza, bailaron y se besaron, y que después en una gasolinera discutieron, por lo tanto, concluye que tenían una relación, lo que supuestamente justificaría lo ocurrido.

“Si se besaron, bailaron y discutieron en la gasolinera, tenían algún vínculo anterior…, que me disculpe Fátima”, expresó el fiscal. ¿Será que lo disculpemos el resto de las nicaragüenses? Pues a partir de sus palabras, el mensaje es que debemos regresar a nuestras casas, de donde nunca debimos haber salido, pues estar en las calles, en las gasolineras y bailar por ahí, nos hace mujeres públicas,  merecedoras de la violencia sexista.

Durante los últimos cinco años la violencia intrafamiliar y sobre todo la violencia contra las mujeres, ha ido en aumento en Nicaragua. Un estudio del doctor Zacarías Duarte director del Instituto de Medicina Legal IML,  confirma que la violencia intrafamiliar pasó de 10 mil 228 casos registrados en 2005 a 11 mil 313 en 2009.

Ahí tendríamos otro desfile de violadores inocentes, pues está claro que entre víctimas y agresores, existen vínculos anteriores, sobre todo porque la mayoría de los abusadores de mujeres y de niñas, son parientes o conocidos de la familia.

De nuevo la responsabilidad de las agresiones sexuales recae en las víctimas y no en los agresores. ¡Salgamos vecinas! La lucha continúa.                                                                                                                              

(Para leer declaraciones del Fiscal y nota completa sobre estudio IML: seguir los enlaces a las versiones digitales de END y La Prensa).

Managua, 29 de octubre de 2010

*Atención Fiscalía: la autora es de cuidado, además de periodista, se dice de ella que lee y escribe poesía, participa en la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), se le ha visto viajar sola y hablar en público. Trabaja para una organización de mujeres y estudia el Diplomado de Comunicación, Género y Desarrollo Humano en la UCA.

 

 

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