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Bitácora de Martha Cecilia Ruiz

Nuestras deudas, nuestra niñez y las migraciones

  

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Martha C. Ruiz*Nicaragua es un país plagado de incoherencias: aunque las niñas y los niños constituyen la mayor parte de la población no son la prioridad en términos de inversión social para el Estado.  Nuestra niñez es víctima de explotación laboral, abuso sexual, agresiones físicas y sicológicas y abandono. Cada vez son más las niñas obligadas a ser madres producto de violaciones. Hasta mayo se reportaban 494 partos en niñas de 10 a 14 años. Mientras 11 mil 116 bebés tuvieron como progenitoras a adolescentes de 15 a 19 años. La vulnerabilidad y la desprotección son los elementos comunes para niñas y niños en un país donde los poderosos aseguran que  “la niñez es el futuro”, y por lo tanto se dan el lujo de obviarla en el presente. Los migrantes, son por su parte, quienes más invierten en este país. Está demostrado que las remesas familiares sostienen la economía nacional. Sin embargo, los migrantes tampoco son prioridad, porque todavía se cree que la “clase empresarial” tradicional es la que más aporta a nuestro país. En ese sentido, esperar un abordaje responsable de la niñez y las migraciones en nuestro país, resulta doblemente imposible.  La Red Nicaragüense de la Sociedad Civil para las Migraciones, de la cual el CENIDH es parte, organiza una serie de eventos en la semana del migrante, (del 4 al 11 de septiembre) para sensibilizar sobre la necesidad de una migración documentada y por lo tanto menos vulnerable.  La documentación incluye partidas de nacimientos, cédulas de identidad, permisos, salvoconductos y otros documentos migratorios, que facilitan al migrante la defensa de sus derechos humanos. No obstante, “esos papeles” envuelven millones de dramas familiares, de grandes costos económicos, pero sobre todo de incalculables costos emocionales.  Es necesario empezar por preguntarnos qué pasa con las hijas y los hijos de los migrantes, cuáles son los sentimientos de culpa a los que se enfrentan las madres a miles de kilómetros de distancia de sus hijos e hijas, qué tan sensibles son nuestros funcionarios al respecto, por qué hasta la fecha no hay una política de acompañamiento a los niños y niñas que dejan aquí.  

No hay duda, estamos en deuda con los migrantes, sus hijos e hijas. Después de todo, a costa de su trabajo y sufrimientos este país sobrevive.

*Periodista y escritora nicaragüense

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